Hambrientos.
Aquí dentro tengo paz., Afuera, hay un ramillete de posibilidades que si se toman de manera correcta conducen a la gloria y si no, queriendo y no queriendo, aparecen espinas que llenan las manos y las ropas de sangre, los ojos se cierran y el mundo gira mostrando una faceta que no se habia vivido antes tan sólo un segundo después de que los vuelves a abrir. Sin salida; o se evoluciona la manera en la que se perciben las cosas, pudiendo concluir una paz que por lo menos, deje seguir tomando cerveza los fines de semana, prender el carbón para una asada y dormir pretendiendo soñar de vez en cuando o se tiran a la basura las cosas que se acumularon en los bolsillos del jeans y se va con un bolero para lustrar las botas de trabajo para poder seguir chingandole al día siguiente. No creo que se hable de hipocresía si se toma una pensando en la otra, al final del día, todos acumulamos buenos y malos actos y no creo que esa sea la forma en la que se debe de señalar a una persona. La una o la otra es la manera que tengo para aprender, que de todas formas es a lo único que se viene a hacer aquí, desde que los ojos se abren y se comienza a existir, hasta que uno se esfuma con el viento haciendotr incrustarte a las las raices dejandote ahí para siempre. Mientras tanto, aprender, sería la manera acertada de sobrellevar la mundana existencia mía. Puede que sea maldita la hora cuando me toca cagarla y herir así como lo es cuando el cagarla es ufrir, hacer las cosas con intención o sin ella, ser juzgada inminentemente, con irrelevancia o con mentira, con verdad o cortesía. Sólamente queda el aprendizaje. Así como alguien es mi villano y yo soy el de otra persona, no debería dejar de dormir por causalidades de alguien externo hacia mí. Allá afuera podrá estar lloviendo, pero adentro una taza de chocolate caliente reposa en la mesita del centro en todo momento.
Y, todo esto de la existencia para nada resulta útil aprenderlo, para nada, ahí estás rntrando en arenas movedizas, que cuanto más se pregunta, más movimiento se genera. Por consiguiente, la cobertura pegajosa y densa aparece cada vez más cerca. Ni para seguir creyendo que aún después de ya no existir, existímos. Porque no es necesario creer en algo para seguir intentando existir, pero sí se necesita cuando se quiere llenar esa parte del espíritú mística y misteriosa que te lleva al espacio con el tronar los dedos, cerrar los ojos y comenzamdo aimaginar para sentir. Ahí decido entonces creer en lo que tengo dentro que en lo que ven allá afuera. Soy mortal, así que no soy de nadie y nadie es de mi, más que del viento o del agua dentro de los cerros . No deberían de saltar lenguas de extraños, si pienso que lo que creen no me salvará ni me condenará tampoco, pero lo hacen. Y aún cuando lo hacen, da igual. Cómo no debería de llegar la calma, cuando no importa lo que le importe parece ser que todo da igual. Con o sin esfuerzo.
La gloria llega cuando uno se harta de la sangre y de los errores que tontos o no, se evaporarán cuando uno lo haga. Cada quién se pone en frente del plato que se quiere comer, el festín apenas está comienzando y todos estamos hambrientos. Así que aquí dentro tengo todo lo necesario, para ser el primero o para ser el último si toca hibernar, a veces toca quedaese sentado, esperando a que llegue el vagón que lleva al encuentro de la luna con las estrellas, allá donde comienzan las maravillas, con mariposas en en las maletas y con el entusiasmo agregado de una nueva aventura en el pasaporte, sintiendo los latidos del corazón acelerarse lo necesario para arrancar, ir fuera de las sirenas que suenan y donde los bebés lloran con razón, esperar el vagón que me aleje del lugar de las filas largas y cuentas extensas, de las cabezas peinadas pero que sueñan despiertas, donde todo el mundo parece estar en silencio pero no dejan de gritar sin parar.
Calmo, calmado percibiendo la rotación del planeta, sintiendo como éste circula su curso continuo hasta el infinito o hasta que su nucleo explote y se vuelva a crear. Estando arriba llegan un par de frenesís todavía, el escritorio de mi habitación tiene razón, a veces no soy el mejor. Luego, levantando la mirada hacia lo profundo del cielo, viendo cómo éste se va convirtiendo en un océano, como si fuera un mundo paralelo. Oscuro y tabién se veía extenso, con olas grandes pero con movimientos lentos, con embarcaciones por todos lados navegando, trepándome a uno de ellos por azar , sin ganas de volver y queriendo hacer de este nuevo mundo un hogar, jugando con las estrellas como si fueran peces y matando el aburrimiento modleando nubes como pintura sobre lienzo. Luego, una voz: "¡A la orden capitán!", dentro de mí pensando que yo era el marinero. Todavía no sé si estoy soñando dentro de un vagón o aún no despierto de la noche anterior, sentí cómo me podía tragar el cielo, cómo entraba en un tobogán colorido y algo me escupía en un bosque, o en un desierto, parecía estár en dos ambientes distintos, como si estuviera en frontera de la vida eterna o en la del vacío completo, ahí donde donde no hay nada, pero lo hay todo cuando se va el viento. ¡Vaya slogan de bienvenida!. -Donde no hay nada pero lo hay todo cuando se va el viento. Alucinando con reyes y plebellos, pero ¿Y ella? La he buscado por todos lados y no la encuentro. No tenngo sus ojos para mirárme, ni sus manos para tocarme, estoy desnudo complaciendome lento. Seguro no está porque fui egoista desde un principio, queriendo cerrar heridas me cerré y queriendo pagar apuestas me apagué. Baliando con la curva de la luna o anclado en el agua frente a su casa, estoy esperando a que me quiera, volteo a ver el barco y la cama está oscura y solitaria, ¿Dónde esta ella? Espero que no tarde demasiado, porque acá me estoy dando cuenta que no da igual, que me importa ella. Importa ella. Tocando el cielo, moviendo los dedos y creando orquestas, montando coros y rodeos, apagando tormentas. Por el miedo a estar sólo tomé las cosas de los dos, las luces de la ciudad se encienden y parecen luciérnagas sobre volando aguas tranquilas. Que ella no se tarde tanto en llegar porque acá todo importa, acá nada da igual.
Ando lejos de todos pero cerca de mi mismo, creando una historia y queriendo vonocer nuestra historia y la de nuestros hijos. Lejos para que no me escuchen, pero no tan lejos para que me vean, lejos de casa, pero cerca del agua, con los huesos livianos y el cráneo pesado, tirando de los dedos, erizandome los pelos, con el moño en el esternón y losión por todo el cuerpo, sin prisa, navegando lento, porque la marea es engañosa y las vías escurridizas, con fuerza en los brazos y también en los sesos. Buscando el epicentro, pescando las buenas rachas u dedcansando en loa maloanvientos, dando la cara a las adversidades, elevando el pecho. Navegando sin frío y sin rencores, sin rumbo ni destino, con calma en los hombros porque tomé la paciencia y dejé el oro. Sentado, esperando en el vagón o tirando de las velas en el cielo, con un libro entre el brazo o con un cigarro entre los dedos, sin importar donde esté o donde sea que navegue, buscándote ando y esperándote me encuentro.
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