El sexto.
Entonces, voy a describir el
escenario:
Este es el último que me queda.
Llevo conmigo el estuche con los siete desde nuestra despedida. A donde vaya y donde me encuentre los llevo conmigo pero ahora se me ha hecho costumbre conversar con esto; no sólo cargarlos. Te escribo, así como quisiste que lo hiciera.
Es el sexto, el último que yo escribiré.
Es el sexto, el último que yo escribiré.
Si has recibido los cinco
anteriores, espero los hayas recreado en tu imaginación tanto como yo los he vivido. Espero
que los dibujos que le hice a los momentos hayan hecho el honor y la justicia mínima necesaria
para que pudieran transmitirte todo lo que yo sentí en esos momentos. Dibujé mientras me encontraba
ahí, mientras estaba en esos lugares. He decidido hacer la última a mi manera. Espero que no te molestes con eso (sé que no lo harás).
Esta vez no habrá trazos, así que no preguntes qué ha pasado con ellos. Sólo habrá letras. En esta ocasión; sólo habrá letras.
Estoy en la montaña como lo sugeriste... Me detuve en el punto más alto que pude llegar y he creado el espacio. Llegue y lo hice así como usted lo pidió. Sin preguntas ni dudas, he subido a la montaña. Eran tantas montañas, que pensé no sabría elegir la adecuada hacia el principio del camino. Caminé
mucho, subí y bajé tantas montañas incorrectas que perdí el número de cuántas fueron. Pero, yo le prometí que buscaría hasta encontrarla y lo he
hecho. También, le prometí escribir seis
veces y ¡Claro que tenía razón!, Ahora que estoy haciendo el sexto, creo me hubiera arrepentido de no tomar la caja antes de partir y hacer caso.
Cuando llegué, contemplé la escena a mí alrededor pensando que escribirte. Me encontraba admirando el paisaje e ideando la manera más coherente y comprensible posible para lo siguiente que te voy a decir y, la he encontrado.
Aquí va:
No me será posible cumplir con su palabra. No haré lo que usted susurró a mi oído antes de yo salir...
Sé que era su deseo, pero, no lo haré.
Pensé que no hacer caso, me resultaría difícil, pero, al final; fue más sencillo de lo que parecía anteriormente. Estar a kilómetros de distancia de usted, ayudó. No haré caso. Ahora sigo mi intuición, no la suya. Ahora sigo mis órdenes, no las suyas.
Cuando llegué, contemplé la escena a mí alrededor pensando que escribirte. Me encontraba admirando el paisaje e ideando la manera más coherente y comprensible posible para lo siguiente que te voy a decir y, la he encontrado.
Aquí va:
No me será posible cumplir con su palabra. No haré lo que usted susurró a mi oído antes de yo salir...
Sé que era su deseo, pero, no lo haré.
Pensé que no hacer caso, me resultaría difícil, pero, al final; fue más sencillo de lo que parecía anteriormente. Estar a kilómetros de distancia de usted, ayudó. No haré caso. Ahora sigo mi intuición, no la suya. Ahora sigo mis órdenes, no las suyas.
Definitivamente, los momentos me han
convertido en alguien diferente. Ahora que estoy escribiendo el sexto, reafirmo lo que sentí
en cada uno de los anteriores. Pero, soy alguien diferente ahora. Sin duda alguna, que usted estuviera en mi vida mejoró mi existencia. Me siento
mejor enfocado y con mejor actitud. Sin duda, no estaba bromeando cuando dijo que los viajes cambian la vida de la gente. Pero la tapa no es lo importante, la base sí. Ese... fue su error.
La vida de la gente cambia en el viaje, pero no cambia por el destino, si no por lo que se encuentra existiendo dentro de él; a quienes conocemos una vez ahí dentro; qué se aprende de ellos.
Compartí los cinco anteriores preciosos con alguno de ellos, pero éste último; será sólo para mí.
Encenderé al precioso cuando termine éste momento y después... regresaré a mi hogar.
La vida de la gente cambia en el viaje, pero no cambia por el destino, si no por lo que se encuentra existiendo dentro de él; a quienes conocemos una vez ahí dentro; qué se aprende de ellos.
Compartí los cinco anteriores preciosos con alguno de ellos, pero éste último; será sólo para mí.
Encenderé al precioso cuando termine éste momento y después... regresaré a mi hogar.
Voy a iniciar una nueva búsqueda, un nuevo viaje... Pero ésta vez, con mis propias reglas, bajo mis propios horarios. Yo elegiré el destino del séptimo. Ya lo he decretado.
En el séptimo ¡Voy a buscar a su hija! y, espero poder encontrarla después de finalizarlo. Espero que no sea demasiado tarde para usted. Espero que reciba el séptimo cuando éste suceda. Yo cumplí todo lo que le prometí a usted hasta hoy. Pero, ya no más. Cumplí todo lo que se me ha ordenado; excepto el ritual del séptimo. Ese será a mi manera y no a la tuya. No voy a encender el séptimo y dejarlo consumir en el momento así como usted quería. No haré caso a sus palabras, porque entendí todo desde el principio. El respeto y el agradecimiento honesto que tengo por lo que hiciste por mí es incuestionable, tal vez esa era la razón por la cual me sentía en deuda y me obligaba a cumplir sus deseos, pero ya no más. El séptimo se hará a mi manera. Y, a partir de ahí hasta la eternidad.
Usted no lo sabe pero yo lo vi aquel día. Noté el brillo de su mirada cuando le platiqué que me iría, y lo que haría. Después de lo que pude ver, recordé nuestras conversaciones pasadas y descifré su plan. Aquella tarde, lo seguí y presencié la manera en la que se quitó un dedo de la mano ¡Con toda humildad se lo digo: ¡Tú estás loco! Ese dedo fue incinerado y colocado en el séptimo. Si no hubiera visto con mis propios ojos, todo seguiría igual. Pero, la manera en la que quemó su dedo para colocarlo en el séptimo es prueba de su locura. A mí no se me hubiera ocurrido jamás. Eso es insano hasta cierto punto. Supongo que para ti, el costo de la sabiduría fue la cordura y lo estás pagando muy caro.
En lugar de encender el séptimo, se lo daré a su hija cuando la encuentre. No quiero alimentar una fantasía infundada en apego tóxico. Prefiero conversar con su hija. Estoy seguro de que con mis palabras la percepción que ella tiene de usted, mejorará. No sé si con el séptimo suceda algo entre usted y ella, pero tengo fe de que todo saldrá bien. Por última vez, seré su mensajero, ésta vez a voluntad, no por compromiso. Sé que tu lo necesitas más de lo que sabes. Yo también he adquirido sabiduría, pero me ha salido muy barata. A diferencia de ti, la estoy pagando casi "regalada".
Cuando encuentre a su hija, le platicaré la clase de persona que fue. Cuando esté con ella, le platicaré sus deseos de conversión y todo lo que usted intentó enseñarme. Después, le daré el séptimo.
¿Funcionará? No lo sé... Si su fe es tan grande como la mía, le aseguro que sí. Por el contrario, si sigue siendo el mismo al que un día estreché la mano con la esperanza de no volver a ver: estoy seguro de que no funcionará. Así, como no funcionó conmigo.
Cuando encuentre a su hija, le platicaré la clase de persona que fue. Cuando esté con ella, le platicaré sus deseos de conversión y todo lo que usted intentó enseñarme. Después, le daré el séptimo.
¿Funcionará? No lo sé... Si su fe es tan grande como la mía, le aseguro que sí. Por el contrario, si sigue siendo el mismo al que un día estreché la mano con la esperanza de no volver a ver: estoy seguro de que no funcionará. Así, como no funcionó conmigo.
Cuando usted me recogió de la
calle y me llevó a su tabaquera, fue la primera vez en mucho tiempo que yo comía y dormía en un lugar decente. La esperanza que nació en mí después de esa acción
suya, hizo querer que intentara perseguir mis sueños. Llevo muy presente el
primer puro que usted construyó ante mis ojos. Recuerdo la manera en la que colocó el sello y lo llevó al exhibidor. Viene a mi memoria la manera en la que después de un momento, usted regresó
hacia donde yo me encontraba sentado y el primer “precioso” salió de su boca: "qué tabaco tan precioso he construido" recuerdo que usted decía eso mientras sus manos se convertían en italianas. Después, miró hacia arriba y luego de un par de
aplausos; regresó a su sitio de estar para poder comenzar otro.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Ese día comencé a llamarlo "Don precioso". El apodo venía con tonos burlescos porque esa escena sacaba carcajadas en mí cada vez que aquella remembranza corría por los pasillos, hasta que Doña Crisantema (la panadera) lo escuchó y lo divulgó entre los habitantes. A partir de ahí, el apodo se hizo tan popular que tiempo después, el puro de tabaco comenzó a ser llamado así por la gente que llegaba al local a comprarlo. Creí que mi apodo había revolucionado la manera en la que la gente conocía al tabaco. Creí que la ayuda que usted me había otorgado, había sido pagada con la popularidad que ganó su tienda por mi "invención".
También creí que la hoja de papel extra que usted montó en el capote y, el grafito granulado que colocó debajo de la etiqueta eran los mejores inventos que usted había realizado en sus puros. Y, aunque ahora no puedo imaginar mi vida sin una hoja y algún mineral para poder escribir en ella; sé que en aquel tiempo, yo era un completo ignorante y muchas de las cosas que creía, ahora sé que no lo son. Sigo siendo un ignorante, pero con sabiduría. Gracias por recogerme aquel día porque de lo contrario mi vida hubiera tenido un desastroso final (así como su dedo). Pero, es lo único que le agradeceré. Todo lo demás ha sido mío. Todo lo demás: es mío.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Ese día comencé a llamarlo "Don precioso". El apodo venía con tonos burlescos porque esa escena sacaba carcajadas en mí cada vez que aquella remembranza corría por los pasillos, hasta que Doña Crisantema (la panadera) lo escuchó y lo divulgó entre los habitantes. A partir de ahí, el apodo se hizo tan popular que tiempo después, el puro de tabaco comenzó a ser llamado así por la gente que llegaba al local a comprarlo. Creí que mi apodo había revolucionado la manera en la que la gente conocía al tabaco. Creí que la ayuda que usted me había otorgado, había sido pagada con la popularidad que ganó su tienda por mi "invención".
También creí que la hoja de papel extra que usted montó en el capote y, el grafito granulado que colocó debajo de la etiqueta eran los mejores inventos que usted había realizado en sus puros. Y, aunque ahora no puedo imaginar mi vida sin una hoja y algún mineral para poder escribir en ella; sé que en aquel tiempo, yo era un completo ignorante y muchas de las cosas que creía, ahora sé que no lo son. Sigo siendo un ignorante, pero con sabiduría. Gracias por recogerme aquel día porque de lo contrario mi vida hubiera tenido un desastroso final (así como su dedo). Pero, es lo único que le agradeceré. Todo lo demás ha sido mío. Todo lo demás: es mío.
Es curioso cómo los
sentimientos pasados y presentes se combinan en el mismo espacio y permiten recordar y vivir al mismo tiempo: Antes lo amaba por lo que yo pensé había hecho por mí... Ahora lo amo porque lo que se pensó me ayudaría a completar el séptimo; fue lo mismo que está ayudando a escribir el sexto. No necesito compartirlo con nadie más. Ni siquiera contigo. Lo cierto es, que desde el primero, todo era mí ser. Sólo que estaba tan preocupado por hacer cumplir sus deseos que olvidé disfrutar los míos mientras los realizaba... Por eso, el séptimo, lo haré yo.
Me quedaré aquí. Me quedaré en el momento hasta que llegue la noche y
después de extinguir al sexto, descenderé. Voy a encender el sexto con usted, con su memoria. Hay gente que te enseña lo bueno y hay gente que te enseña lo malo; Yo he decidido tomar sólo lo bueno de ti. Me hizo creer que era su hijo, ergo, trabajé como un futuro digno heredero. Lo cierto es que nunca me viste de esa manera, sólo fui un esclavo más. ¿Me recogiste para darme vida? Yo creo que me recogiste para quitármela. Afortunadamente, supe donde guardaba las llaves de los candados y me liberé. Inclusive, sabiendo lo que hizo con su dedo y con el séptimo, me atreveré a hacerlo... ¡Vamos
a contemplar juntos la panorámica Don!, así como si hubiera venido conmigo, sienta al leer esto como si estuvieras aquí. Me fumaré el sexto con usted, como si aquí no hubiera pasado nada. Le encontré el lado y ahora el dado lo he arrojado yo. Sienta e imagine al sexto como usted quiera. Ahora sé que por más explícito que intentara yo ser con mis trazos, con las líneas o con las letras; sólo yo viví los momentos. Solo yo conocí y aprendí de los lugareños. Solo yo disfruté. Tú, te quedarás en las sensaciones que produzca tu imaginación. ¡Quédate con eso! Te lo regalo...
Porque aun sabiendo que para ti sólo fui esclavo, me sentí como un hijo. Y, yo... soy agradecido.
Porque aun sabiendo que para ti sólo fui esclavo, me sentí como un hijo. Y, yo... soy agradecido.
Como usted supo, después de ahorrar lo suficiente en seis años de trabajo en la tabaquera, pude iniciar el viaje de mis sueños. Sin necesidad, se quiso colar hacia él. Pero, ese dinero me lo gané con mis manos, con mi sudor. No con el tuyo. Si bien tú te dedicabas a forrar. Yo me dediqué a vender. Creíste que con mi trabajo pagabas tus deudas, pero no, mi trabajo me hizo comprar mis alas. ¡Volé!
Antes de morir, tenía el deseo de conocer cinco sitios. Curiosamente, la esclavitud a la cual fue sometido me llevó a conocerlos. ¿Hubiera preferido quedarme en la calle? Pregunta injusta después de conocer los cinco, estar en el sexto y queriendo iniciar el séptimo.
Comencé el viaje de los cinco sitios escritos en mi lista antes de morir con incertidumbre y desconcierto. Una lágrima se me escapa siempre que recuerdo el momento de mi partida: Me entregó un estuche de plata y no dijo nada más. Al abrirla, me encontré con siete preciosos: Los primeros cinco con el nombre grabado de los lugares que yo quería conocer; el sexto y el séptimo con las coordenadas de los suyos. Ahora, estoy en el sexto, pero también en el último lugar de mi viaje con los preciosos. En el lugar que usted quería conocer. Vine, por agradecimiento. No hubiera conocido los cinco, de no haber sido su esclavo. Por agradecimiento y por honora mi palabra; hice lo que me dijo que hiciera estando aquí; encontrar la montaña. Comencé a caminar y caminar por intuición. Cuando sentí que mi caminar había sido suficiente; me detuve a contemplar y admirar la natura del lugar buscando el momento que me describió y lo hice. Después de encontrar el momento, elegí el espacio en donde el sexto sería escrito y aquí estoy, escribiendo.
Hice todo lo que me ordenó desde el día que me recogió y hasta un segundo antes de que comenzara a escribir el sexto. La sabiduría que adquirí con usted me hizo presionar la guillotina, pero la sabiduría que adquirí gracias a mí, está haciendo que pueda escribirle. No lo odio, lo amo. La esclavitud compró mis alas. Quiero decir que tuvo la razón. La vista está increíble. Pero con alas y desde el cielo, se ve mejor que sentado y mutilado. La manera en la que se esconde la estrella principal en el horizonte es extraordinaria desde mi visión. Pero, ¡Qué lástima por ti! ¡Qué lastima por lo pobre de tus ojos! Tú sólo pudiste ver el horizonte desde la tierra. Yo sentí que formé parte de él. Como si no hubiera estado ahí; Como si me hubieran transportado a los rayos de luz que emitía el sol. Como si éstos me hubieran llevado a otro sitio, a otro espacio.
El sexto se ha convertido en el más largo y en el más glorioso de todos. Porque fue mío, no tuyo. El sexto liberó mis cadenas. Fue el menos abrasivo pero al mismo tiempo fue el más glorioso, Sentí mi ser en todo su esplendor. Usted no estuvo aquí en cuerpo, usted no estuvo aquí en alma.
Sólo estuve yo.
Con el sexto, lo único que quiero es devolverle
la esperanza que usted me otorgó el día que nos conocimos pero con alas, no con cadenas. Espero que
en algún momento usted pueda tener al séptimo en su mano y que le diga más el pedazo de papel con grafito que el filtro y la hoja de tabaco. Espero que la vida me permita encontrar a su hija y usted espere que ella quiera buscarlo. Tenga fe de que ella quiera buscarlo para que le dé el séptimo y la historia cambie.
Al polvo del séptimo, no se lo llevará el aire de la panorámica más surreal que usted y yo hayamos presenciado.
El séptimo se queda conmigo.
El séptimo cambiará de manos cuando sea necesario.
Al polvo del séptimo, no se lo llevará el aire de la panorámica más surreal que usted y yo hayamos presenciado.
El séptimo se queda conmigo.
El séptimo cambiará de manos cuando sea necesario.
El séptimo lo va a escribir
ella.
El séptimo no lo leerá usted.
Espero que el sexto, se haya convertido en su favorito, porque será el último que le mandaré.
Espero le haya gustado aun sin la presencia de trazos ni de líneas.
Espero que el sexto se convierta en su favorito aun así tenga puras letras...
Sólo letras.
Espero que el sexto, se haya convertido en su favorito, porque será el último que le mandaré.
Espero le haya gustado aun sin la presencia de trazos ni de líneas.
Espero que el sexto se convierta en su favorito aun así tenga puras letras...
Sólo letras.
Enoc
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